P: ¿Cómo soltar el aferramiento? Sabemos que no es bueno, pero es muy difícil dejarlo ir, ¿algún consejo?
R: La primera capa de la renuncia es ver la realidad del sufrimiento. Ves a la gente envejeciendo, ves a los niños morir en los brazos de su madre y de su padre en un país devastado por la guerra. Ves esa realidad. Ves una gran pobreza. Gente que no es mala, que no es manipuladora simplemente sufriendo en muy malas condiciones. También ves a personas que trabajan muy duro durante toda su vida, y luego, incluso aunque llegaron a lo más alto de su vida, son encarcelados en una prisión por el gobierno de turno. Todo depende de las diferentes circunstancias en cada país.
Primero se tiene ese tipo de perspectiva muy amplia sobre el samsara. Te ves un poco como en un cine, como en una dimensión completa. Dices: “¡Ah! Eso es sufrimiento. Eso es un gran sufrimiento. Eso es un sufrimiento inmenso”. Así logras este tipo de percepción muy amplia del sufrimiento.
A medida que continúas practicando, esa perspectiva amplia se vuelve cada vez un poco más pequeña, más pequeña, y más pequeña y más conectada contigo mismo; con tus emociones, tu mente, tu ira, tu entorno… Esa es la segunda etapa. Empiezas a ver la realidad de tus propias emociones; la negatividad de tu ira, celos, ignorancia, orgullo y demás. El odio o cualquiera que sea el nombre de la emoción negativa que tengas no importa, simplemente abandónalo. Después de eso, te conviertes en monje o monja, o simplemente haces un voto y te conviertes en practicante laico, te conviertes en practicante de retiro. No importa. Cualquiera que sea la categoría, simplemente estás practicando el dharma, y ese es el punto principal.
Y luego, una vez que practicas el Dharma, tienes este tipo de percepción jerárquica sobre las enseñanzas de nuestro Señor el Buddha sobre cómo son las cosas: la enseñanza de la vacuidad, las enseñanzas Vajrayana, y todos los diferentes niveles de percepción del Tantra. Así obtienes todas estas ideas importantes sobre estos o aquellos mudras y mandalas, y las ropas, y los adornos y los objetos y los colores, y todo el resplandor y el simbolismo, y los instrumentos y las supersticiones; y todo ello mezclado. Entraste en una dimensión muy diferente del llamado mundo budista. Obtienes el sabor del todo.
Y luego, lentamente, empiezas a practicar Avalokitesvara o Tara Verde. Y lo mantienes muy simple. Pero luego te dices a ti mismo: “Nada es realmente permanente. Todo está destinado a cambiar ”.
Y así vislumbras ese destello de luz en tu mente. A medida que continúas con tus prácticas o en el retiro, te dices: “Nada es realmente impermanente. Todo está destinado a cambiar”. Y obtienes un poco como una percepción, que es un poco como un paso atrás en el que empiezas a tener un estado mental muy claro y alegre y consciente, cristalino por algunos momentos. A medida que continúas practicando comenzarás a decir: “Todo está interrelacionado, pero nada existe realmente en el objeto. Qué tonto soy”. Y entonces te ríes un poco de ti mismo. Te ríes de tus propias emociones. Te ríes de tu orgullo. “Qué persona tan ignorante era”. Y entonces comienzas a ver a tu Gurú, al Buddha y a los Bodhisattvas igualmente inseparables e igualmente indiferenciados. “Qué agradecido estoy de tener estas enseñanzas y esta práctica. Que agradecido me siento”. Y así es como llegas a ese tipo de experiencia vital alegre en la que tu mente no está tratando de simplificarse, sino que se simplifica casi sin querer de una manera muy gradual.
Así es como todo ese camino, todos estos pasos, son un viaje y un camino de renuncia… ¿Sí?… Pero sigue siendo renuncia. Es como cuando un practicante que dice que ha estado practicando toda la visualización al completo hasta el momento. Y su gurú le dice: “Oh, has estado practicando toda la práctica de visualización. Ahora es el momento de hacer la máxima meditación sobre la naturaleza de la mente”. Entonces, cuando pasas a este estado de meditación mientras mantienes la práctica de visualización basada en tu propia práctica gradual, basada en tu propia experiencia, pero sin abandonarla, poco a poco pierde sentido.
Y ese sigue siendo el camino y la vía de la renuncia. Así que la renuncia no es algo que sea como cambiarse de ropa o de nombre o de ubicación. Es un estado de ánimo que debemos seguir desarrollando. Si deja de desarrollarse, entonces la posibilidad de volver a caer se hace muy probable.
Con amor y respeto, Kalu Rinpoche
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12 de Julio del 2020
(Fin de esta pieza de Q&A)
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