En cuanto a hacer de tu propia mente el maestro espiritual ,
mira su rostro y reconoce tu propia naturaleza.
Rézale sin dudas ni vacilación.
Desarrolla la devoción por él colocando tu mente en su propio terreno sin restricciones.
Sírvele habitando continuamente en su interior.
Aliméntalo con el alimento de la claridad y vacuidad sin apego.
Ofrécele la bebida de la realización de la atención y la distracción inseparables.
Vístelo con el manto del conocimiento de que las apariencias y los sonidos son como ilusión mágica.
Coloca bajo él la alfombra de dicha inmaculada.
Haz que lleve el sombrero de la presencia primordial no buscada. Ofrécele los presentes de no aferrarse a todo lo que surja.
Oct
30
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